Queridos Amigos de la Academia,
En el Año Nuevo que viene es importante quitarse el rostro de la tristeza y adoptar un rostro de Luz superior, haciendo surgir un Espíritu renovado de Paz para nuestro planeta. A medida que continuamos con los “mensajes de interés decisivo” que comenzaron en septiembre del 2001, reflexionemos en el final del año viejo y en el principio del año nuevo, viendo un torrente de Luz radiando hacia un mosaico de rostros de todas partes del mundo, tomados de las manos levantadas para abrazar a las Palomas de Luz.
Como muchos de ustedes saben, El Libro del Conocimiento: Las Claves de Enoc® habla de los tiempos críticos en dos áreas clave del mundo: Israel-Egipto e India-Tíbet (Clave 308:25). Al entrar al 2002, que todas nuestras oraciones e intenciones más elevadas se centren en crear un “Muro de Paz” entre Pakistán e India, Cachemira y Tíbet, y por supuesto, en Medio Oriente. En este tiempo crítico que nuestras oraciones salgan con visualizaciones de hombres, mujeres y niños siendo recipientes de la Luz Divina mayor para evitar la guerra y el derramamiento de sangre en el futuro, que pudieran llegar a destruir estas áreas sagradas del Oriente, en particular las hermosas áreas montañosas en los alrededores de Cachemira, la tierra sagrada visitada por los discípulos de Jesús y los grandes profetas en su viaje al Oriente.
Cambiemos la disposición de ánimo del género humano de ira a hermandad, de violencia a amistad, de desesperación a esperanza, de incertidumbre a entendimiento, de pesar a alegría. Visualicemos los rostros de desesperanza convirtiéndose en rostros de Luz mediante el poder de la Oración y de la Intervención.
En el ojo de nuestra mente, continuemos examinando la visión y la enseñanza de Enoc que nos recuerda acerca de la necesidad de activar espiritualmente nuestro trabajo para la Paz en estas áreas críticas del mundo. Asistamos a estas áreas sagradas mediante el trabajo continuo de Luz, de modo que sean como un rosario sobre las montañas cubiertas de nieve para El Dios Altísimo.
Y aún al dormir, mantengamos en mente las palabras del gran Apóstol: “oren incesantemente….”
En los Grandes Nombres de YHVH, el Cristo Eterno y el Ruach Ha Kodesh, ¡que siempre seamos bendecidos en la Deidad!
Dres. J.J. y Desiree Hurtak
La Academia para la Ciencia Futura