Querido Lector,
La batalla principal del siglo 21 será la lucha por comprender el pluralismo en el planeta Tierra y a la larga, en el universo. La diversidad cultural de nuestra especie es uno de nuestros tesoros principales. Las tensiones tradicionales entre las culturas, son el resultado de la “dicotomía entre la realidad normativa y la empírica”.
La humanidad debe de transmutar el individualismo en comunidad. La comunidad es malentendida muy frecuentemente, como un simple estilo de vida atípico. Sin embargo, su significado superior enfatiza la interconectividad entre el conocimiento de la naturaleza y la felicidad trascendente que viene con los descubrimientos profundos de la naturaleza humana. Por ejemplo, cruzamos a nuevas dimensiones de comprensión cuando ya establecimos la comunicación que abarca a toda la especie sobre el planeta Tierra. Esta comunicación mundial destroza los juegos bidimensionales de poder que han sido construidos en la estructura material de la existencia humana.
Los progresos en las telecomunicaciones no sólo nos han conducido al descubrimiento de nuevas tecnologías y de avances sustentables para la vida, sino que nos han despertado para comprender nuestra diversidad y discrepancia como participantes de la humanidad global. Cuando vemos los escenarios antiguos repitiéndose, debemos de superar los aspectos atemorizantes de la vida y el estado mental fijo en el “fin de los tiempos” sabiendo que estamos aquí como “naciones unidas” espirituales. Nuestra propia diversidad debe de conducirnos al siguiente paso de pensar “cósmicamente”, abriendo nuestras mentes a la posibilidad del trabajo planetario juntos como una fuerza de conciencia en nuestro propio nivel de arraigo de existencia. Incluso cuando comprendemos que el mundo como lo conocemos está cambiando rápidamente, podemos prepararnos para los enormes cambios asumiendo un papel activo positivo estableciendo las metas para una sociedad del siglo 21, estando abiertos a futuros positivos y a la creación de una sociedad ¡que tiene poco parecido con lo que considerábamos posible hace treinta años!
La experiencia de entender nuestra diversidad nos aleja del despertar interno de la mente de los individualistas a un conocimiento cósmico colectivo mayor de la Divinidad. Esta experiencia se encuentra al desprendernos del mundo personal de la mente como el centro de un micro-universo a una comprensión de la miríada de despliegues de la Deidad que revela no sólo un poder tremendo, sino un propósito superior. Y a medida que nos convertimos en recipientes mayores para traer Luz hacia este mundo, pensamos en las palabras de Cristo que habló acerca de hacer de nosotros una Luz: “Que tu luz brille tanto… que ellos puedan ver tus buenas obras y dar gloria a tu Padre que está en el cielo”.
— J.J. Hurtak, Ph.D., Ph.D.
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