Querido Lector,
Vivimos en una era de vastos descubrimientos internos y externos. Muchas personas poseen, en diferentes grados, diversas habilidades para experimentar la vida más allá de nuestros sentidos conocidos. Tales posibilidades pueden ser consideradas como naturales para ellos y extrañas para otros. Pero, sin importar qué tan extraordinarias les parezcan estas dotes naturales tanto a sus poseedores como al mundo en general, también pueden convertirse en una desventaja a menos que el individuo conozca cómo trabajar en armonía con la vida y busque usar sus habilidades para el avance más grandioso de la humanidad.
La tecnología es inadecuada y las ciencias físicas pasan por alto o minimizan la importancia de estas habilidades latentes e intuitivas dentro de nosotros, lo que sólo paraliza el desarrollo de nuestra visión espiritual en un mundo de separaciones fraccionarias y destructivas. A medida que entramos a un traslapo (superposición) de espacio-tempo, en un cierto sentido poético, el velo, que para muchos cubre a la raza humana, será levantado a medida que comenzamos a descubrir la vastedad de la vida así como a las órdenes superiores de inteligencia. Para muchos parecerá que vivimos en un mundo de confusión o caos con enormes retos que deben enfrentarse a diario. Sin embargo, la vida sobre el planeta tierra se parece más a un laboratorio para la generación y regeneración de nuestro carácter humano en donde podemos construir el cuidadoso equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, reformando la experiencia filtrada a través de nuestras emociones e intelecto.
Sin embargo, la verdadera naturaleza de la humanidad es la de un ser universal; nuestra individualidad no está dirigida hacia lo individual sino hacia lo colectivo y nuestra personalidad hacia lo Divino. Desafortunadamente, intentamos obtener conocimiento a través del intelecto, yendo tan lejos como la edificación de la ‘Biblioteca Google’, nuestro intento moderno por construir la base de datos más grande del mundo semejante a lo que fue conocido en el mundo antiguo como la Biblioteca de Alejandría. Hay una tendencia natural de la mente para elevarse basándose en la información de los hechos y no en la experiencia real; en la información técnica y no en la humanista o con entendimiento divino. En efecto, la capa intelectual de la Tierra se volverá mucho más densa, pero ¿eso elevará la conciencia de la humanidad a lo que Pierre de Chardin llamó la ‘Noosfera’?
Lograr la comprensión de una unidad significativa en todas las cosas es, al principio, muy difícil porque requiere de la unidad de la conciencia espiritual y de que vayamos más allá de los sentidos normales y de las nuevas Torres de Babel para experimentar a la Mente Suprema. Aquí debemos de recordar que la conciencia no es el resultado de la mente convenciendo al Ser; la conciencia es el resultado del Ser Universal que ha convencido a la mente. Cristo afirmó en Juan 14:28, que la conciencia más grandiosa está personificada en el Padre cuando dijo: “El Padre es más grande que yo”. La verdadera Conciencia creativa descubre la cualidad de ser uno en colectividad y la Casa del Padre de Muchas Moradas que es más grandiosa que nuestra mente que debe de aprender a ver a través de muchos nacimientos y muertes diarias antes de darse cuenta de su inextricable vínculo con la Mente Suprema Divina.
— J.J. Hurtak, Ph.D., Ph.D.
Spring 2006 Series 5 Volume 1
Bio-Acoustic Explorations
Gerald Vind
Tischrede: Seeing Humanity as an Open-Ended System
J.J. Hurtak, Ph.D., Ph.D. and Desiree Hurtak, Ph.D.
Understanding the Dichotomy of Scripted Emotions
J.J. Hurtak, Ph.D., Ph.D. and Desiree Hurtak, Ph.D.
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