Querido Lector,
Han pasado 10 años desde Río 1992. Es alentador ver el creciente interés no sólo por los asuntos ambientales, sino también por los asuntos humanistas. Estamos llegando a saber que la conciencia de cada especie que vive y respira en este frágil planeta azul/verde es importante para el equilibrio de la vida.
No obstante, la naturaleza de nuestro mundo ha cambiado considerablemente en tiempos recientes. La ciencia ha alterado radicalmente nuestro ambiente físico — pero, ¿ha ampliado nuestro panorama conceptual? La transición a la sustentabilidad global todavía requiere de atención urgente, y el no haber alcanzado un consenso en Bali (2002), subraya la seriedad de la Cumbre Global de la ONU, celebrada en Johannesburgo este año (2002).
El cambio planetario no es nuevo. Nuestro planeta ha experimentado ciclos repetidos de calentamiento global, eras glaciales y cataclismos geológicos. Los científicos están ahora comprendiendo que la historia geológica pasada puede darnos claves para una historia futura mayor, que puede ser apenas esquematizada por medio de los nuevos campos en la paleobiología y en la biología evolutiva. Lo que también está siendo reconocido es que los profundos cambios ambientales que estamos viendo, afectarán la supervivencia misma del género humano durante los próximos cincuenta años.
Desde una perspectiva global, es claro que el futuro humano sobre el planeta Tierra depende decisivamente de tres cosas simples: la primera, y preeminente, es nuestra relación con el medio ambiente y sus recursos (perspectiva administrativa); la segunda, es saber que esta conexión está entrelazada con nuestra relación con el mundo que nos rodea (perspectiva global); y la tercera, igualmente importante, es la relación con “nosotros mismos” y con los demás (perspectiva humana).
Estamos empezando a entender las muchas fuerzas que nos rodean, sin embargo, se requieren aún nuevos paradigmas. Los retos del cambio cuántico serán para re-orientar a los individuos y a las organizaciones sociales para sobrellevar el cambio positivo que está ahora mismo dando nacimiento a la siguiente importante extensión de la vida. El potencial de nuestros cerebros colectivos es probablemente infinito. De hecho, muchos de nosotros ya percibimos el surgimiento de “pensar” y “sentir” cambios ambientales que parecen estar pulsando su paso hacia más y más psiques individuales alrededor del globo. El grado de nuestro éxito dependerá de nuestra intención como masa crítica. Las preocupaciones actuales acerca del desarrollo sustentable de la biosfera y la vida en el espacio, son parte de una larga tradición filosófica encontrada en textos arcanos y mencionada por el profeta Daniel, quien nos prepara con las palabras: “El conocimiento será acelerado” y la humanidad justa será “numerada con las estrellas pensantes de la inteligencia superior”.
— J.J. Hurtak, Ph.D., Ph.D.

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