Querido Lector,
La importancia del poder de la percepción remota pre-cognitiva para ver lugares y eventos distantes ha aparecido brevemente de tanto en tanto en escritos contemplativos. El famoso científico sueco Emmanuel Swedenborg, tan temprano como el siglo dieciocho, creó algunos experimentos de percepción remota en tiempo real que tuvieron resultados tan concluyentes con respecto al dominio de la mente sobre la materia que el gran filósofo alemán Immanuel Kant se mostró interesado. Kant incorporó esta información en varias de sus obras en la formulación de la filosofía del “idealismo Neoplatónico”, incluyendo la Crítica de la Razón Pura. Un incidente concreto tomó lugar durante una cena en Gothenburg, Suecia, cuando Swedenborg reportó que durante la cena vio un incendio en Estocolmo, su lugar de origen. Dos días después se confirmó su visión incluyendo el hecho de que el fuego se detuvo tres puertas antes de su propia casa.
Sucesivamente, la historia intelectual cambió las disciplinas con los avances de la mente. Los alquimistas se volvieron químicos y los filósofos se volvieron físicos. Durante un tiempo parecía como si el conflicto entre materialistas e idealistas hubiera desaparecido con el triunfo seguro de la ciencia materialista. Aún cuando la teoría científica iba en aumento en Occidente también había un movimiento liderado por algunos científicos alejados de la estructura materialista, como la única realidad subyacente de la física, por medio de su labor para la comprensión de la conciencia.
Al final del siglo pasado, un ingeniero Croata que se había mudado a Norteamérica, Nikola Tesla, midió la carga eléctrica del planeta tierra y la encontró de un muy elevado potencial. Mientras impulsaba el uso de la electricidad también observó lo que denominamos ondas estacionarias alrededor de la tierra, que podían ser explotadas para obtener energía libre. Vio al planeta como un conductor. En 1904, Tesla escribió que no sólo era ‘factible enviar mensajes telegráficos a cualquier destino sin necesidad de cables, sino que también se podían imprimir las débiles modulaciones de la voz humana en el globo entero, y mucho más aún, transmitir energía, en cantidades ilimitadas, a cualquier distancia terrestre y casi sin pérdida.’
Al comienzo del siglo veintiuno nos enfrentamos a la extraña situación de que sabemos más sobre el origen del universo doce mil millones de años atrás, sobre los cúmulos galácticos a miles de millones de años luz de distancia en el espacio y sobre la estructura interna del átomo que lo que sabemos de la energía y cómo interactúa con la conciencia humana. Los científicos aún tienen que entender por completo tanto a la energía como a la conciencia.
La humanidad aún está aprendiendo, pero se podría estar acercando a la comprensión de la conciencia y de la comunicación global y sus respectivos potenciales no sólo para ver cosas en otras localidades sino para sanar las divisiones entre la ciencia y la religión. La búsqueda que comienza ahora es para poder usar la conciencia enfocada para el despertar espiritual y las verdades que la figura del Cristo manifestó como una senda a ‘la Casa de Muchas Moradas’—los mundos quantum de nuestro futuro.
— J.J. Hurtak, Ph.D., Ph.D.
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