Querido Lector,
Australia está en su séptimo año de sequía. La cuenca del Murray-Darling, una de las zonas agrícolas más importantes de Australia, se está secando. De acuerdo a las evaluaciones de la ONU en las conferencias mundiales recientes en Nueva York y Bali, el 97% del agua de la Tierra se encuentra en los océanos y contiene sal, otro 2% está encerrado en el hielo, dejando tan sólo un 1% que existe en las preciosas aguas subterráneas y superficiales – accesibles para el uso humano. Por otra parte, ¡el agua potable es también un recurso finito decreciente! Aunque el agua en sí es mantenida por el ciclo de conversión de la atmósfera de la Tierra, una vez que se utiliza, necesita regresar a la atmósfera a través de la nieve y de los ríos para que sea adecuada una vez más para el consumo humano – para beber, para usos de salud y saneamiento (por ejemplo, lavar), para el cultivo y la agricultura, y para otros procesos industriales en expansión.
El abastecimiento de agua de la humanidad está llegando a su límite, minada por nuestra creciente población, por la contaminación, por el uso excesivo, por las infraestructuras industriales ineficientes y por los fenómenos naturales como la sequía. Nuevos métodos tienen que ser implementados, desde la desalinización hasta los métodos saludables de recuperación. Algunas personas están ganando terreno: según el especialista y economista de los recursos hídricos, Stephen Hoffmann, la visibilidad y el interés en la industria del agua se está multiplicando rápidamente, generando un ingreso anual de $400 billones de dólares en todo el mundo, Hoffmann estima. El suministro de agua representa una de las industrias más grandes del planeta.
Los especuladores sobre los futuros activos fijos, sin embargo, no deberían de tratar el agua como el petróleo. Mientras que ambos recursos son naturales, no existe un mecanismo de fijación de precios estandarizado para una unidad común de agua, por ejemplo, un metro cúbico de agua, como sí lo hay para un barril de petróleo crudo. Y aunque podemos vivir sin petróleo, no podemos vivir sin agua que constituye un 60-75% de nuestro cuerpo físico.
La investigación presentada en esta revista nos muestra cómo en Brasil, las herramientas de la sensación remota están siendo estudiadas como una ayuda para determinar los parámetros ambientales al utilizar la tecnología de antena que puede supervisar los cambios en el agua, el desarrollo agrícola y la contaminación. Se vuelve cada vez más crítico ver que la mayoría de los países ignoran la necesidad de reprocesar el agua y junto con otros artículos que terminan en nuestros océanos y en los sistemas de agua. Dado que la causa principal de la contaminación del agua es la actividad humana, entre más utilicemos el agua con productos químicos, más contaminada se vuelve. Peor aún, hacemos poco o nada para descontaminarla, y preferimos simplemente enviarla de nuevo al sistema de agua, lo cual conduce a los ambientalistas a acuñar el término: “Si no la usa, no la desperdicie”. Esto está además ejemplificado en la “Mancha de Basura del Gran Pacífico”, una gran parte del Océano Pacífico que se cree cubre un área que duplica el tamaño del estado de Texas, con desechos y residuos flotantes provenientes principalmente de los plásticos. La basura se mantiene allí y a menudo es comida por los peces locales. Se mantiene en el lugar debido a un vórtice en el océano que crea una “sopa de plástico” que se extiende alrededor y más allá de las islas de Hawaii. (Para obtener más información sobre esto, favor de ir a www.youtube.com y escribir “plastic garbage today” (basura de plástico hoy) o “plastic garbage ocean” (basura de plástico en el océano). La mayoría de la gente está horrorizada.
Debemos de ser los ‘guardianes del agua’ del siglo 21. Tenemos la responsabilidad de comportarnos de una manera razonable ahora, no después, como custodios de este mundo morada. Y cuando seamos responsables aquí estaremos preparados para entrar a la “Casa de las Muchas Moradas” del Padre.
— J.J. Hurtak, Ph.D., Ph.D
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